martes, 4 de septiembre de 2012

La emigración libanesa a El Pueblo de Guarico


Copilador Lcdo. Antonio J. Saldivia

Quizás la primera presencia libanesa en tierras americanas, según el eminente investigador e historiador argentino-palestino, Juan Yasser, data desde el génesis americano, donde se detectaron rastros fenicios, huellas milenarias inequívocas en el nacimiento mismo de América.


Con la llegada del gran marino, el almirante Cristóbal Colón, a finales del siglo XV a América, llegaban algunos libaneses usando la brújula que conocieron y trajeron desde la China, acompañando la expedición del Descubrimiento.


Si bien para todo hombre la emigración es un drama, el clímax del drama para los libaneses que emigraron hacia América y otros lugares del mundo, fue precisamente la necesidad de salir de su suelo nativo. El año 1860, marcó una época de dolorosos acontecimientos que ensangrentaron al Líbano en su lucha contra el poder Otomano. La firma de un Protocolo en 1864, de parte del imperio turco, que impedía la interrelación económica y el intercambio de productos entre la montaña libanesa y su litoral, paralizando al país, acrecentando la crisis económica e incrementando las sumas a recaudar en forma de impuestos para la Metrópolis, desencadenaron la primera oleada masiva de la emigración libanesa hacia América y, entre ella, hacia Venezuela. El acucioso escritor e historiador venezolano don Ramón Díaz Sánchez, en su enjundioso trabajo "Líbano, una historia de hombres y de pueblos" se inclina por fijar el año de 1864, como el de la llegada del primer libanés a Venezuela, considerando ésta como la primera fase de presencia, pero no fue sino hasta las dos últimas décadas del siglo pasado que tal emigración tomó carácter masivo.


Podemos apuntar con Ramón Díaz Sánchez, que las distintas fases de la emigración libanesa dependientes de factores intrínsecos del Líbano, ubican la primera de ellas desde 1864 hasta el año de 1900. En este período, quizás el número de libaneses llegados a Venezuela no superaba el millar y viajaban con "el pasaporte o permiso turco", al igual que los sirios y palestinos y, de ahí el mote que perdura hasta nuestros días de identificar a los árabes oriundos del Líbano, con el apodo de "Turcos". El segundo período, que va entre 1900 a 1914, tiene como característica la estabilidad del comercio en el nuevo mundo, por lo que los emigrados exhortan a sus familiares a la emigración.


Con el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, entre 1914 y 1918, se interrumpe el movimiento migratorio libanés. El Líbano soporta una invasión de langosta que acaba con su agricultura y una epidemia de tifus que ocasiona millares de muertos.


En el período entre la dos guerras mundiales, ya el Líbano no se encuentra sometido al colonialismo Turco-Otomano, sino que está bajo el régimen del mandato francés.


Durante este período, no obstante el desarrollo de iniciativas francesas para el aprovechamiento de la mano de obra de la juventud libanesa, la emigración interrumpida recomienza orientada hacia Latinoamérica, como consecuencia de las restricciones legales de los Estados Unidos de Norteamérica, entre los años de 1921 y 1929, con miras a prohibir la emigración, potenciándose la misma hacia Brasil, Argentina y Venezuela. A finales de ese período, se reactiva la economía y el campo libanés, disminuyendo el ritmo de la partida de ciudadanos de origen campesino iletrada, sin preparación laboral, comenzando la emigración desde los medios urbanos, gente de relativa cultura bilingüe en su mayoría, desempleados que van a buscar nuevos horizontes para sus vidas.


A raíz de la obtención de la independencia del Líbano en 1943 y, con la salida de los ejércitos franceses y británicos, queda repentinamente cesante un voluminoso grupo de trabajadores, con conocimientos técnicos y tecnológicos de la época bilingüe también, que prestaba sus servicios a esas dos potencias europeas en esa etapa y, el Líbano independiente, ejerciendo su gobierno y la soberanía sobre la totalidad de todo su territorio, se incorpora a todos los organismos internacionales nacientes, tales como, la Sociedad de Naciones, posteriormente Naciones Unidas, Liga de Estados Arabes, Unesco, OIT, por lo que se diversificó el destino de la emigración ratificando a Venezuela y a Brasil en América y, Australia y los países del golfo arábigo como nuevas opciones. Este período es muy importante porque comienza la reconstrucción del Líbano, su infraestructura turística, hotelera y su infraestructura comercial, industrial y financiera, lo que intensifica y robustece el intercambio entre los libaneses residentes y los libaneses emigrados.


Florece en esa etapa una economía libanesa representativa de los más importantes centros de desarrollo mundial y, comienza una etapa de intercambio de productos entre el Líbano a través de sus emigrados con casi todos los países del mundo. Por ello, el emigrante libanés en Venezuela se expande por toda la geografía nacional buscando las ventajas comparativas que pueden hacerlo agente del intercambio.


Desde los años cincuenta, hasta la fecha, quizás con algunas alteraciones durante los períodos de la guerra interna del Líbano, la emigración libanesa ha funcionado como vaso comunicante entre el Líbano y Venezuela, un vaivén permanente ha hecho que muchos venezolanos de origen libanés hoy estén residenciados en el Líbano, sustituidos en Venezuela por sus familiares "herederos de su actividad fabril o comercial". Esta situación se repite entre el Líbano y países de Ultramar, lo que ha llevado a tener dos terceras partes de la población libanesa residente en el exterior y, a un tercio de los residentes del Líbano de nacionalidad y origen extranjero, oriundos fundamentalmente de los países receptores de la emigración.


En Venezuela residen actualmente unos quinientos mil ciudadanos libaneses o de origen libanés, , ya que no hay cifras ciertas porque no ha habido censos ciertos, ni venezolanos ni libaneses capaces de determinar con exactitud aceptable.


Es importante señalar que ninguna fuerza ha logrado impedir, durante todas las etapas o fases antes señaladas, que los libaneses emigren, lo que tampoco han podido impedir es que reformen, bien ya como Americanos Libaneses, Afro-Libaneses o Euro-Libaneses y, es por ello, que el Líbano que ha sufrido una sangría milenaria en el tiempo, de sus hijos no ha fenecido, porque también ha recibido un torrente permanente de los mismos, enriquecidos con las más diversas culturas y que han conformado un mestizaje tan vasto cuyo prototipo es universal.


Si bien el territorio libanés es exiguo, su concepción de libaneses residentes emigrantes, además de ser un aporte científico cultural a la concepción binacional, tanto de la nacionalidad como de la ciudadanía, es una solución para que a un territorio de 10.452 Km2, se sientan vinculados alrededor de quince millones de libaneses en lo cultural, en lo económico y en lo político.


La emigración es el primer producto de exportación de la República del Líbano, sus hijos allende los mares se esparcieron como el viento en los cuatro costados de la geografía mundial, en todos los continentes, en todos los países, en todas las zonas sean éstas urbanas o rurales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario